La innovación, como hemos visto es transdiciplinaria.
No se genera a partir de la aplicación de conocimientos académicos disciplinarios sino de conocimientos que nacen aplicados en la compresión de los problemas y el desarrollo de las soluciones.
Esta Transdisciplinariedad tiene importantes implicaciones en términos de organización. Los equipos de trabajo con los que se resuelven los problemas deben incorporar múltiples perspectivas. deben poder integrarse y desintegrarse cada vez que sea necesario. Esto significa que las organizaciones que agrupan a la gente por áreas de conocimiento corren el peligro de crear muy poca comunicación de puntos de vista realmente diferentes, atentando contra la innovación. También tienen problemas para producir innovaciones las organizaciones con organigramas verticales muy establecidos.
Finalmente está el problema de la calidad. La calidad en los equipos transdisciplinarios es validada por pares e impares, expertos e inexpertos, lo que tiende a generar puntos de vista integrales y cercanos a los pensamientos y criterios de los pretendidos usuarios y aportantes en la cadena de valor.
Cuando la calidad es un problema de especialistas, se tiende a generar servicios demasiados aislados del pensamiento común, del punto de vista de los pretendidos usuarios y por tanto se disminuyen las posibilidades de crear productos aceptados para concretar así la innovación.
